viernes, 3 de noviembre de 2017

Una sombra en la alcazaba.

Hoy es un hueco fantasmal y yerto
de raídas paredes descarnadas,
de ciego barro y piedra remendadas,
pobre corral fatídico y desierto.
Sin embargo hubo aquí esplendor y lujo
de techumbres con ricos artesones,
patio de armas, portada con merlones
y estucos de finísimo dibujo.
Un día se borró la filigrana,
las labores del árabe y la fecha
y el tiempo que voraz y atroz acecha
las almenas mordió y la barbacana.
Todo es silencio, soledad y llanto.
No todo en cambio es paz de cementerio.
Se deshizo la magia y el encanto
pero persiste un halo de misterio.
Hay quien ha visto en la profunda niebla
que en las noches de invierno lo importuna
como un fulgor de fuego en la tiniebla
o el brillo de ese alfanje que es la luna.
Sombra fatal de impávida pupila,
es Almanzor invicto que vigila

                            José María Gómez Gómez.

LA ALCAZABA. FOTO - TITO.

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