La Batalla de Talavera
28 de julio de 1.809
El emperador Napoleón
decide invadir España
y los franceses en legión
entran con la guadaña.
Nuestro rey es un felón,
da al francés la corona
y a su pueblo la traición
de ver como le abandona.
Pero el pueblo no se raja,
con obstinada paciencia,
fusíl, palo y navaja
lucha por su independencia.
Ha venido la Inglaterra
a ver si echa una mano,
porque perdemos la guerra
y no queda nadie sano.
Al frente de los ingleses
viene el general Velintón.
Lucha por sus intereses
o no se mueve del sillón.
A los franceses ha echado
de la vecina Portugal.
Es que ese inglés estirado
no se lo monta mal.
Le espera en Extremadura
el viejo general Cuesta.
Hombre de cabeza dura
y de guerrera bien puesta.
Verse Velintón y Cuesta
ya se amarga la fiesta.
No se caen bien los generales,
tal vez se ven muy iguales.
Aún así están concertados
en el plan encomendado:
a Madrid marcharán juntos.
¡A ver quién gana más puntos!
Acechando en Talavera
el francés está a la espera.
No les asusta Velintón,
su ejército es el campeón.
En el calor del verano,
por campo talaverano,
avanzan los aliados
arrasando los sembrados.
Viendo cerca al enemigo
los franceses retroceden.
Se llevan todo consigo
y al cruel saqueo ceden.
Arrasando Talavera,
llevándose mi cartera,
y se quedan más contentos
quemando varios conventos.
Sale Cuesta en persecución,
su ejército presto a la lid,
pero llegan desde Madrid,
franceses a discreción.
¡Cuidado que nos dan cera!
Repliéganse a Talavera,
en busca de los ingleses.
¡A matar a los franceses!
Allá en Cerro Medellín,
Velintón domina el campo.
Toma té y no botellín,
para ver bien desde lo alto.
Desde el Cerro Cascajal,
con una precisión mortal,
la artillería francesa
cañonea y nunca cesa.
Aguantan los aliados
las francesas embestidas.
¡Como luchan los soldados!
¡Todos lucen mil heridas!
Se retiran finalmente
los gabachos derrotados,
pelearon fieramente
pero fueron superados.
Velintón no se apalanca
pues le informan sus espías
que llega de Salamanca
otra tropa en unos días.
Es otro mariscal francés
que ordena en su cabalgada:
" A cortar la retirada
hacia Portugal, al inglés ".
Talavera abandonada
se queda muy asombrada.
¡Tanto hombre valiente,
sólo era gente corriente !
Unos pocos días después
llega a Talavera el francés.
Como nadie le hace frente
entra muy tranquilamente.
Y así acaba esta batalla
absurda donde las haya.
Tanta sangre derramada
no les sirvió para nada.
Texto:Miguel Gómez Andrea "Gol"
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