Leyenda de un Clérigo Talabricense
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Mediado ya el siglo trece, En viejo códice escrita
de nuestra era cristiana, que los archivos guardaran,
aconteció esta leyenda, hoy yo, con vuestra licencia,
que nunca fue contrastada. os la recuerdo en romanza.
3 Érase en aquella edad 4 Era de honesta apariencia,
un deán de buena planta, solemne en misas cantadas,
que vivia del beneficio y paseaba su manteo
de la Colegial sagrada. por calles talaveranas.
5 Tocado según costumbre, 6 Según la crónica cuenta,
su figura, muy galana; una vivienda habitaba,
vistiendo en días de fiesta que en los arrabales nuevos
vistosa y pulcra sotana. tiempos he se edificara.
7 Mansión con hermoso patio, 8 Los sus sermones piadosos
que en Talavera abundaran, sus feligreses alaban,
a la vera de un postigo gozando en nuestra ciudad
que se abría en la muralla. de muy pía y justa fama.
9 Para mostrarle respeto, 10 Y los niños de la villa
cuando el deán paseaba, a sus mayores copiaban,
la gente se hacía cruces haciendo las reverencias
con la cabeza inclinada. que al deán contentaran.
11 Y de esta guisa seguían 12 Mas, ¡ ay !, las cosas no eran,
hasta que el cura llegaba segun hasta aquí se narran,
a un recodo, a una esquina pues nuestro pío deán
que su presencia velara. puertas adentro cambiaba.
13 Pues de su hermosa vivienda, 14 Mas quiso un día la fortuna
tan bella y talaverana, la visita inesperada
compartía los aposentos del prelado, por entonces,
con hermosa barragana. de la iglesia diocesana.
15 Y le entraron al deán 16 " Recrimino tu conducta,
las siete cosas, sudaba, ha sido grave tu falta.
cuando el obispo muy serio Has traicionado, hijo mío,
su conducta le afeara. la confianza otorgada
17 por Nos y la sacra iglesia, 18 Irás de lego al cenobio
que es católica y es santa. que en el Piélago se alza.
Aquesta es la expiación Allí harás penitencia
que la iglesia te demanda. con humildad, y sin paga.
19 Servirás allí al abad 20 Gozarás por siete años
y a los demás, si hace falta, de vida mortificada,
fortaleciendo tu fe, flagelando tu impiedad,
la prudencia y la templanza. y santificando el alma.
21 Que grave ha sido el pecado, 22 Habló asina el obispo,
horrenda ha sido la falta; de forma rotunda y clara;
mas si hay arrepentimiento como cabe a un buen pastor
tu alma de ellos sanara ". de nuestra iglesia romana.
23 Y haciendo un apartado 24 También para ella tuvo
en su admonitoria charla, consejo y buenas palabras;
tornó su rostro severo " Márchate en paz, hija mía,
mirando a la amancebada. con dulzura la exhortaba.
25 Vete y no peques más; 26 El deán talaverano,
ten fe, que es la que salva. en el convento purgaba
Y haz caso de este obispo, los ardorosos deseos
que en nombre de Dios te habla ". que atribularon su alma.
27 Allí oraciones y ayunos, 28 Pasados los siete años
abstinencia y otras mandas, que el obispo le mandara,
disciplinaron su cuerpo regresó a su Talavera,
y tentaciones mundanas y a su Colegial amada.
29 Y aunque ya no fue deán, 30 Y a fe que dieron por cierto
ni otra dignidad preclara, ya lo que he dicho en la romanza,
no tuvo tentaciones, ya que en cantares de ciego
ni ardores ni barraganas. a mucha gente llegara.
31 Y así acaba la leyenda
que la crónica narrara,
Ignoro si es de verdad;
quizá alguien la inventara.
Texto: José Cardona Andújar.
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