Cuando te abruma el sol de la mañana
en los duros calores del estio
o te muerde el ventoso escalofrío
del invierno de cruda tramontana,
no sé si cuerpo real o sombra vana,
acaso un sueño que surgió del río,
eres o el estudioso desvarío
de Rojas, de Loaysa, de Mariana.
El tiempo dispersó tus monumentos.
Desbarató la incuria los cimientos.
Pero tú amor me obliga y exaspera.
Y aunque me duela el alma de pensarte
y me sangren los ojos de mirarte,
te seguiré soñando, Talavera.
José María Gómez Gómez.
Foto de TITO.
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