viernes, 29 de diciembre de 2017
Leyenda .. ¡ JASMINA !
Cuando la Ciudad era árabe, vivía aquí el Alcaide con su hija la princesa
¡ Jasmina ! célebre por su hermosura, a quien estimaba por encima de todo y quien cuidaba como su mayor tesoro. Llegado el tiempo de la Reconquista, la Ciudad fue asediada por soldados cristianos. Desde las ventanas traseras del Palacio, la princesa guardada celosamente por los desvelos de su padre, acechaba los movimientos de las tropas enemigas; esos gallardos caballeros, de aspecto extranjero, que la atemorizaban y la intrigaban a un tiempo.
Entre ellos, colmó enseguida su atención un aguerrido guerrero que, retirado el yelmo, dejó ver su rostro noble y unas largas guedejas ( su pelo suelto ) en las que quedó prendado el corazón de la desprevenida doncella. Bien hizo el amor su oficio y, a espaldas de su padre, pedía ¡ Jasmina ! un día y otro a su ama que la ayudase, ingeniando algún medio para salir del Palacio, que para ella era cárcel y acercarse al caballero.
Enternecida por los suspiros de su señora, reveló el ama la existencia de un pasadizo que conducía desde el aljibe a la vega del riachuelo, extramuros donde el éjercito cristiano esperaba su hora para tomar la villa, tal vez, embozada y en su compañía, podrían aventurarse en la oscuridad de la noche y cumplir su deseo. Así lo hicieron y, para desesperación del ama a la primera salida siguieron otras muchas y otros tantos encuentros con quien, bajo la promesa de ser su esposo, le hizo olvidar la honestidad y el recato entre sus brazos del enardecido amante. La delicias desmayadas de ¡ Jasmina ! se desvanecían no bien despuntaba el alba, escoltada por el ama, desenfadaba el angosto camino que la restituía a su alcoba.
Pero como el amor, no siempre se alberga en pecho generoso, quiso el taimado
( que es astuto, pícaro ) cristiano sacar partido de su rendida conquista, y la siguió un amanecer, descubriendo la entrada del pasadizo secreto. Por allí con sus mejores hombres, entró hasta el corazón del Palacio, y tomó casi sin sangre, la Ciudad. El Alcaide, viéndose tan impensadamente vencido, clamaba por el nombre del traidor. ¡ Jasmina ! confesó su culpa y con su culpa su desgracia, y viendo ser su amado el verdugo de su dicha y la perdición de su padre, abrió el balcón por el que tantas veces le espiara, y se dejó caer, llamando a la muerte a voces. Y dicen, compadecidos tal vez, y no queriendo ver tan desbaratado fin a su bellísimo cuerpo, que en mitad de su vuelo se convirtió en gallina de oro, y que las noches de San Juan se aparece en lugar conocido como Fuente Fría. Otros, los menos avisados cuentan que bajó hasta el aljibe y se durmió para siempre en sus aguas.
Se dice que las tropas Cristianas entraron en Cáceres en la madrugada del día 23de abril día de San Jorge. La ciudad es por eso que está bajo el Patronazgo de este Santo .
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